Vuestra sociedad ha entrado y entra en un tiempo de crisis y obscuridad
Enero 18 / 2020
Estas palabras llegaron a mi corazón, las recibo estando en oración,con el don de lenguas: Con el don de profecía que ha sido entregado por el Espíritu Santo de Dios y con la misma autoridad recibida; Hablad
Yo, al igual que los profetas que vivieron en las generaciones que nos precedieron, hoy os exhorto a hacer un cambio de vida. A aceptar al DIOS de Israel, nuestro DIOS al llamado que ha hecho a su pueblo: !SHEMA ISRAEL ! ¡Escucha Israel!
Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
El tiempo se acorta, dice nueva mente el Señor Dios de los ejércitos. El mundo se alejó de Dios, el mundo se alejó del plan de vida para esta generación. Los hombres quisieron ser Dios. Y se fueron en contra de la misma ley que el PADRE ha puesto para que viváis una vida de armonía en su gracia divina.
Quisieron construir otro mundo, se rebelaron cómo se reveló el pueblo de Israel cuando los saque al exilio. Han permitido qué el mal reine en vuestras sociedades, han permitido que la destrucción llegue a vuestras familias. Han permitido que el dolor de vuestros hijos y que la sangre de los niños abortados, caiga como maldición para vuestras familias y generaciones venideras.
Se convirtieron en generaciones idólatras y han adorado a los ángeles caídos, vuestros enemigos y enemigos de vuestra alma, dejándose segar por las bajas pasiones, dejándose ganar por esclavitudes a toda clase de vicios, a la droga, alcohol, al sexo desenfrenado.
¡Oh, cuanta abominación hay en la tierra!. Muchos no entienden que nuestro tiempo, no es vuestro tiempo y que vivimos en un eterno presente, el eterno presente, el eterno presente que viven las almas que se unen a mi Espíritu y claman, como lo hacía Daniel.
!Hijitos es el momento qué miréis hacia el cielo, qué miréis a lo alto, que miréis al Padre, a su majestad!, qué os deis cuenta hijos míos, qué polvo eres y a polvo os convertiréis.
La ciencia y la tecnología han hecho grandes avances, han podido ir a otros planetas. El universo se extiende como franjas infinitas a las que sólo el Padre creador tiene el mando y el poder de cambiar. Los científicos han creado cosas en sus mentes y en sus manos, que no han sido guiadas por la gracia del Padre, creaciones funestas, que destruirán vuestra misma humanidad. Creaciones que Yo, como Padre, no he querido para esta sociedad, para esta generación, de la forma como se ha estado haciendo, porque se han dejado seducir por vuestro gran enemigo, el enemigo de vuestras almas.
Muchos gobernantes son títeres manejados por otros. Por eso hijos míos, vuestra sociedad entra y ha entrado en un tiempo de crisis, un tiempo de obscuridad. La que solamente puede ser rota, aceptando la Palabra de vuestro Padre celestial.
“¡Vuelvan hijos míos, a obedecer, a ser fieles a la Palabra del Padre celestial, a la alianza antigua y la nueva alianza que sea sellado con la Sangre del Cordero Inmaculado, la única sangre, la sangre divina, que perdona vuestros pecados. ¡Vuelvan hijos míos! ¡vuelvan hijos míos a aceptarme como único Dios, un Dios Santo y Trino!
Hijos míos, retornen a la adoración al Padre celestial, que vuestros vestidos, vuestras vestiduras, vuestros corazones, que vuestros ojos, oídos, vuestra mente, vuestra alma, y todo vuestro ser venga a Mí, a pedir perdón y misericordia.
El ejercito celestial, bajo el Comando de vuestra Señora, la Virgen Reina de los Ángeles y los Santos a quienes se les ha dado permiso para asistiros, están en fila listos para el combate espiritual. Por eso, llamadlos cuando los necesitéis, que bajarán en vuestro auxilio
El mensaje a la luz de la palabra
Moisés tomó la mitad de la sangre y la echó en vasijas; la otra mitad la derramó sobre el altar. Tomó después el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, que respondió:’Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.’ Entonces Moisés tomó la sangre, roció con ella al pueblo y dijo: ‘Ésta es la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.( Exodo 24, 6-8)
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: ‘Tomad, comed, éste es mi cuerpo.’Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: ‘Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados (Mateo 26, 26-28)