satanás anda blasfemando, seduciendo y engañando
Noviembre 9/2012 3:02 am
Basílica de San Juan de Letrán
«Hija mía, se acerca el momento en que el Pastor sea herido y el caos y la abominación reinarán en mi iglesia. La obscuridad se hará cada vez más grande; porque se querrán pelear por instituir otras normas en el Vaticano y la división de la Iglesia será mayor. Muchos de mis hijos se verán desconcertados y no sabrán con quién caminar; pues los Cardenales y sus Obispos inmediatos les querrán ordenar que se acojan al nuevo mandato y ellos, por obediencia, algunos lo harán».
«Pero otros orarán y me pedirán que les ayude a discernir qué camino deben elegir y querrán saber cuál es mi voluntad, por eso os pido hijita, que oréis mucho. Porque vuestras oraciones -y las de todos aquellos que se acogen a mi palabra y a mi verdad y llevan una vida recta en mi Espíritu-, esas sus oraciones, llevaran la luz a mis sacerdotes elegidos, que no se han dejado seducir por las artimañas de Satanás».
«Ora, ora mucho hijita, porque no sabes cuánta obscuridad hay en mi casa, la casa del Padre -el templo de mi vida-. Digo de mi vida, porque los escogí para que dieran mi cuerpo y mi sangre con sus almas y manos limpias para Mí, no para traer abominación, contaminación y obscuridad al rebaño».
«Ora mucho, porque Satanás ya ha comprado a muchos de ellos; seduciéndolos con el poder de la riqueza, el poder de la corrupción, de las bajas pasiones y de las ideas de la nueva era. Ora, ora, ora para que muchos de ellos puedan ver mi luz, mi verdad. Porque Yo soy el camino, la luz y la verdad, que los llevará de regreso al Padre».
«Da a conocer todo lo que te digo. Hijita, es la hora en que Satanás anda suelto; blasfemando, engañando y seduciendo. ¡Pobres, pobres de aquellos que me cambiaron por la obscuridad!».
«Ora, ora para que sus manos no ardan en el infierno. Sí, sus manos y su alma sucia, por eso son sus manos y todo su ser el que arderá en el fuego del infierno. Es la opción por la que han optado.
Ora, ora, ora, para que puedan acogerse a mi Misericordia».
«¡Os amo!».
El mensaje a la luz de la palabra
«Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición. El Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios.
¿No os acordáis de que ya os dije esto cuando estuve entre vosotros? Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene. Entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida.
La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos. Y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira. Para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la inequidad. Nosotros, en cambio, debemos dar gracias en todo tiempo a Dios por vosotros, hermanos, amados del Señor, porque Dios os ha escogido desde el principio para la salvación mediante la acción santificadora del Espíritu y la fe en la verdad». (II Tesalonicenses 2, 3-13).