Déjame ser

Cristo en la montaña

Junio 20/2007

 Deja que mis hijos conozcan mi Espíritu,

compartan mi Espíritu, vivan en mi Espíritu,
para que ning
ún viento los asuste;
para que ni las tormentas, ni las pruebas,
ni las enfermedades o situaciones dif
íciles los asusten.

Ven, vive conmigo.

!Déjame ser!, ¡déjame estar en ti!
Así juntos glorificaremos al Padre,
as
í podremos disfrutar amorosamente;
sin rencores, sin dolor, sin limitaci
ón y en abundancia.

¡Mira!,  

así como cuido yo a las aves, así yo sé todo de ti y te cuido a ti.

 

No temas,
d
éjame ser en ti,
para que aquellos que a
ún no me conocen me vean en ti.

¿Ves cómo brilla el mar cuando el sol calienta?

Así brillarás tú, con la luz de mi amor.
Te dar
é la brisa en tu camino, cuando la necesites,
y te levantar
é cada vez que te sientas sola.
Y si  sientes que ya no puedes m
ás, déjame ser en ti,
¡déjame estar en ti!,
para que recibaís la gloria y las bendiciones que Dios Padre ha preparado para ti.
Mi amor te bendiga siempre.

 «Yo Soy»

 

 

mensaje a  la luz de la palabra

«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?» (Mateo 6, 25-26).

 

«Y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre. El Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros». (Juan 14,16-17).

 

«Los ojos de todos, de ti esperan que les des a su tiempo su alimento. Tú sólo abres tu mano, y satisfaces de lo que quiera a todo ser viviente». (Salmo 145, 15-16).

 

«Confiadle todas vuestras preocupaciones, pues El cuida de vosotros». (1 Pedro 5, 7).