no escarrien su camino

Abril 20/2008  11:25 p.m.

Grande es el Señor, quien creo el cielo, la tierra y todo lo que existe. El universo se despliega en un infinito insondable magnitud estelar, nuestro Padre nos guía y nos protege, y tienen un plan de evolución en cada plano celestial. Nosotros vuestros hermanos mayores te asistimos a conducirte por el camino a la ascensión, mira la luz, la luz de nuestro Padre que ha enviado a profetas, a mensajeros esta Abraham, Aron, Elías, Juan, Noé.

Jesús vuestro gran Maestro siempre os habló como niños, os habla con parábolas, con códigos suaves y claros llenos de amor y muchas veces fuertes con toda la autoridad que le fue otorgada. Hoy os hablo con amor mis amados, pues aún no han crecido en el espíritu por eso lee mis libros sagrados- La Palabra

!Ve¡ mira dentro de ti que allí plasme mi espíritu, mi semilla, la verdad está en tu conciencia. En el silencio me encontrarás, como lo hacían mis amados que se entregaron por completo a bendecirme, a adorarme, porque ellos me conocían, eran humildes de corazón y permitían elevarse a través de la meditación, de la práctica del silencio, del ayuno, se despejaban de los instintos materiales, del placer de la carne, para tornarse en seres espirituales, recuerda se retiraban a orar.

Mis pequeños los amo, veo vuestro esfuerzo por cambiar, por transformarse, por liberarse de la esclavitud que os oprime. Desde la historia de la humanidad se ha hablado de vicios, borracheras, orgias, concupiscencia, corrupción, esclavitud, celos, odios, envidias.

Os he mandado a aprender y aun pasado el tiempo son pocos, hablo de pocos, por la confusión que hay en el planeta, pocos me aman, se retiran a bendecirme, pocos permiten que mi sagrado amor penetre en vosotros.

Hijitos, vosotros que os acercáis a mis mandatos, no olvidéis limpiaros por dentro y por fuera, recuerda no es lo que entra en la boca del hombre lo que os enferma, es la corrupción que sale de vuestros labios, no critiquéis, no juzguéis. ¿Aún no aprenden?

Examinen su corazón. Dejen todo en mí ser. Yo os moldeare nuevamente, serán mis odres nuevos y depositare el agua viva, como lo hice con mis discípulos. Yo os escogí, al comenzar la alborada de un nuevo amanecer, os guiare, déjenme estar en cada uno de vosotros, mi Padre, os ama.

Chiquitos no escarien su camino, no temáis, haced un examen diario, de pura CONCIENCIA, revisen mis mandatos.

“Con vuestro amor y oración podéis salvar y disminuir los dolores de parto que la humanidad empieza a sentir. Pasará todo, pero mis palabras jamás pasaran. Estaré con vosotros”.

Cuando oigáis que la tierra se mueve, que la naturaleza se enfurece, no temáis orad, vigilad.

Mi Madre, mi Madre os pide no la olvidéis, se rezará su rosario para protección de vosotros, de vuestros hijos, no lloréis, (pues al escuchar esta palabra mis lágrimas caían) no temáis, ella os ama mucho y llora con vosotros las desilusiones y vuestros dolores, pero como madre os protege.

Sed firmes en la oración, en el amor, abran su corazón, abrácense, ámense los unos a los otros, perdónense, no dejen que mi casa se caiga (la Iglesia).

Necesitáis estar alegres porque desde la cúpula del celestial se os protege. Cuando oren, levanten sus manos al cielo y recibirán bendiciones. 
“Os dejo en la paz de mi Espíritu”

El mensaje a la luz de la palabra

“Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa; dije: «Me confesaré a Yahveh de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado. (Salmo 32,5)

«Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended. No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.» (Mateo 15,10).

“Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú ¿por qué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,” (Romanos 14,10).

“Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto… Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. (Romanos 8,22).

Y en esto consiste el amor: en que vivamos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento, como lo habéis oído desde el comienzo: que viváis en el amor. (I Juan 4,10)