a esa novia

Agosto 25/2011 2:25 am

«En los años de tu juventud, en los años mozos, en los años dorados; ya conocías de mi existir, ya conocías de mi presencia. Yo corría y caminaba de tu mano llevándote a degustar mi Palabra. Yo te amaba desde antes de nacer, por eso naciste y te ubiqué donde religiosas te preparaban. Desde tu infancia iba abonando tierra fértil, para que dieras frutos buenos».
 
«Y mientras hablabas en tus catequesis y en cada charla que hacías, incluso, tus predicas eran dirigidas por mi Espíritu. Sí, el Espíritu del Padre, que se depositaba en ti, en tus palabras; que te daba la fuerza y el conocimiento para predicar con el derecho -mi derecho- con el derecho que me dio el Padre; con el discernimiento de hablar palabras exactas, para pueblos exactos».
 
«Esas palabras que salían, cuando proclamabas mi palabra; en los sermones de las siete palabras, en los sermones de mi semana -la semana de La Pasión-  la semana de la conversión. Pues muchos se acercaban, por lo menos una vez, a la reconciliación y algunos iban por costumbre adquirida, por sus antepasados, por sus padres. Allí esos días realmente tú dejabas mi semilla;  permitías que mi Palabra entrara en corazones duros, en corazones descarriados. ¡Cuánto me gozaba ya Yo contigo, desde tu infancia y aún más en tus años mozos!».
 
«Te he dado siempre mi Espíritu, para que camines en la Verdad. No os preocupéis si os perdiste en el camino, porque Yo “el Señor”, ya tomé todo tu pecado, y ya he limpiado tu existir».

«Seguirás caminando, para que sigas alumbrando. La luz de mi palabra, la luz que iluminará el camino de otros, está en mi Palabra. Son esas leyes dadas a Moisés por mi Padre. Nada se ha cambiado en la Ley, Yo os dije: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues es a través del Amor, del amor real, del amor divino que se llega al Padre».

«Yo os exhorto a que clamen ese amor -mi amor- para que puedan caminar en paz. Porque “Yo Soy el Camino, la Verdad y La Vida”.  Nadie viene al Padre, sino conoce mi Palabra; nadie viene al Padre, sino conoce mi vida; nadie viene al Padre, sino vive en mí y deja que Yo more en El».

«Tú has hecho de tu vida mi refugio y Yo he hecho que tú te refugies en mí. Si, has hecho que Yo me refugie en tu templo; porque en esta época, pocos quieren dejarme que entre en sus vidas; pocos quieren amarme en la Eucaristía – donde estoy vivo realmente-  pocos se acercan a amarme y adorarme. Y te clamaba a ti, para que me dejaras ser en ti, para que me dejaras entrar en tu corazón, en tu vida y te hablaba y no entendías por qué clamaba que vinieras día y noche ante mi presencia.  Siempre vivías preocupada, corriendo».

«Pero ahora que sabes por qué  te buscaba tanto, nuevamente me gozo en tu presencia y tú, te regocijas con mi amor. Como una amante enamorada te sientes cuando me hablas.

Ya tus lágrimas han quedado atrás, en el pasado que he sellado con mi sangre. Ya no sabrás más de tristezas, llevaras tu cruz como la has llevado siempre».

«Pero no sólo tu cruz, en ti también van las cruces de muchos hijos míos. Pues sentirás -como lo has hecho por varios años ya- seguirás sintiendo el dolor de tus hermanos en tu cuerpo, en tu ser; seguirás sintiendo las tristezas, la soledad, el vacío, la depresión, los dolores físicos que ellos sienten. También veras la confusión que hay en sus corazones».

«Todo esto lo he permitido, porque al igual que a otros a quienes he escogido, podrán sentir la angustia y la desolación de los pueblos. Podrás ver la obscuridad en los corazones y las asechanzas que el enemigo hace en contra de mis ovejas».

«A ti, te he blindado con todas las armas que se puede blindar un ejército: “las armaduras de la verdad, las armaduras de mi palabra”. Que mi cruz sea tu protección y mi sangre tu blindaje. Tú caminarás nuevamente como lo hacías en tu juventud, hablarás de mi Palabra. Ya has conocido cómo Satanás quiere engañar y engaña a mis ovejas, de eso hablarás también. Guerrearás la guerra de las almas, para traerlas de regreso a Mí.  La Verdad, el Camino y el tiempo apremian».

«Por eso os estoy preparando, con clases avanzadas y en corto tiempo, porque lo que viene para la tierra es fuerte. Vendrá la hambruna, la escases de alimentos, la tierra seguirá temblando, muchos lugares y ciudades desaparecerán; muchos no sabrán a donde ir, algunos buscarán refugio en las iglesias (esas son mis ovejas)».

«Vosotros tendréis que presenciar el dolor de los hermanos, sigue caminando y lleva mi palabra. Habla de mi misericordia, para que muchos retornen a mí; no guardes ni una palabra de las que te he dado. Habrá algunos que, a través de estas advertencias, puedan escuchar mi voz y vendrán de regreso a mí».

«Os he dicho: No acumuléis riquezas en la tierra; porque el aire, el fuego, el mar, el agua, se llevarán la riqueza material, que no os deja entrar en el reino de los cielos».

«Las grandes Naciones preparan una guerra -que no soy Yo quien la dirige- una guerra funesta; pues solo quieren el poder que les ofrecen Satanás y sus secuaces. Estad preparados vosotros, espiritual y físicamente.  Hablen a otros de esas guerras que se aproximan».

«Incluso el Vaticano, mi casa, está en una guerra Interna.  ¡En ella hay tanta  obscuridad!, mis sacerdotes se han dejado seducir por Satanás, se han dejado seducir por sus mentiras y engaños. Sus manos y sus mentes están contaminadas». 

Vaticano

«Hijita, ora mucho por el Papa y por mi iglesia, para que esos sacerdotes tibios se puedan convertir. Ya muchos, ya muchos, ya muchos se han condenado, sino cambian su actitud. Ellos no ven la luz y por eso han llevado obscuridad a mi casa. El Papa, vuestro Pastor, necesita de vuestras oraciones.  Hablad de ello, pedid que se ore mucho por la Iglesia: cardenales, obispos, religiosos, religiosas, seminaristas, monjas e incluso por los laicos consagrados que se han dejado contaminar y engañar».

«Satanás se viste de luz, como ángel de luz, para engañar y seducir. Enseñad que en todo aquello que llaman nueva era, nueva enseñanza, “allí no estoy Yo”. Por eso os dije que la única Enseñanza es la Ley que se dio a Moisés y la enseñanza del Amor que Yo vine a proclamar. Lo demás son engaños y seducciones del enemigo».

«Hoy todo lo que ves es bueno, pero no lo es. El mal se ha infiltrado en las cajas de la TV, de los computadores, para venderse y seduciros. Abrid vuestro corazón a Mí, clamen, clamen a mi Espíritu para que puedan ver lo que viene de mi presencia y lo que no viene de Mí.  Rechazad y renunciad a toda clase de pecado; desde los pecados capitales, hasta cada pequeñez de pensamiento y palabra que os hace impuros».

«Examinad vuestra conciencia, pues no quiero que llegue el Novio y no estéis preparados con vuestro aceite y con vuestras lámparas para la boda del Cordero. Si, las bodas del cordero, donde no habrá más llanto, ni dolor. Todo será un solo gozo, glorioso y gozoso ante mi presencia».

«Os vestirás mejor que el rey David y nunca más tendrás que mirar atrás, porque allí estaré Yo, “el Rey”, reinando con mi Padre.  Allí estarán conmigo todos lo que me aman y han hecho de sus vidas mi sagrario, todos los que nunca me negaron, los que me amaron –aún cuando otros los rechazaban y les querían quitar la paz-».

 «Allí estarán los benditos de mi Padre: mis sacerdotes santos.  Que enseñaban mis palabras y ponían en práctica en su vida mis mandatos, los que me amaron y aman de verdad a mi rebaño.  Allí estarán conmigo los que siguieron y obedecieron mi llamado, el llamado de mi Padre».

Iglesia Caballeros de la virgen Zipaquirá

«Conmigo estará la Novia que amo, pero que Yo amé primero.
Y la vestiré de blanco, porque en su corazón solo hay amor y destila su pureza.
Y la adornaré con oro y diamantes y perlas preciosas cubrirán su cabeza.
Y se regocijará día y noche ante mi presencia.
Y habrá un festín preparado para mi amada, que recogeré del Líbano
y de los confines de la tierra».

«Mi Novia, que siempre me ha amado y ha luchado por mi amor.
-como un león herido- me ha defendido cuando Yo no podía hacerlo.
Pues sus manos, se convirtieron en mis manos;
para amar, para acariciar, para sanar las heridas de los cuerpos y de los corazones.
Y sus pies caminaron muchas millas y visitaron a muchos.
Cuando mis pies estaban clavados por el pecado de muchos,
su cuerpo era mi cuerpo, proclamando mi Palabra y salvando a sus hermanos».

«A esa, a mi Novia, siempre la he esperado.
Desde antes le he dejado degustar de algunos de mis manjares
y no he escondido mi rostro ante ella.
Le he dejado ver mi luz,
le he dejado entrar en mi presencia y
le he hablado de mis misterios, de aquellos que el mundo no entiende.
Le he dejado que me ame en su espíritu, que se une con mi Espíritu».

«A esa Novia, a quien tanto amo,
le he develado mi verdad, mi amor y ha sentido mi dolor, mi pasión;
la pasión que sufrí antes de morir.
Le he dejado ver como amé, cuando estaba vivo en la tierra y
le he dejado ver mis heridas en la cruz».

«A esa Novia mía, le he permitido reconocer sus pecados,
que Yo lavé y purifiqué con mi sangre,
para que no vuelva nunca más a pecar».

«A esa Novia mía, que lleva mis estigmas en su cuerpo,
la he amado desde siempre.
Ella escucha mi susurro que es como el susurro del viento y
Yo la amo cuando me ama y me acompaña en los altares,
donde nadie me visita».

«A ella que me ama, la que no calla de hablar de mi Presencia,
la que no calla de decir cuánto me ama,
a ella, a mi novia,
Yo la amo y le revelo mis secretos.  Lo que el Padre ha guardado para ella,
los secretos del Reino de mi Padre.  A ella, Yo la amo porque me ama y ama a mi Madre.
Mi amor vive en ti, como El amor de mi Padre, vive en Mí».

«Os amo mis pequeños y espero el regreso de mis ovejas a través de vuestras vidas, que han sido ofrecidas a Mí. Mi paz os dejo, mi paz habite en vuestros corazones siempre».

«Tu Amado Eterno, “Jesús el Nazareno”».


El mensaje a la luz de la palabra

“Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16,16-18)

» «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.  Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.  Mas a media noche se oyó un grito: «¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!» Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: «Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.» Pero las prudentes replicaron: «No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.» Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: «¡Señor, señor, ábrenos!» Pero él respondió: «En verdad os digo que no os conozco».
(Mateo 25,1-12)