Camina, camina, camina

Febrero 15/2010

¡Hija!,
a ti se te dio una misión.
Tú eres la luz para que alumbres, tú eres el puente.
∼ No podemos alumbrar.
Sí, sí podemos alumbrar.
Tú eres luz, de nuestra luz, aún no has visto con claridad.
Queremos anclar nuestro amor en los corazones de los hombres,
de tus hermanos, y tú eres ese puente por el que pasaremos.
Allí en este lugar, tú estás segura.
No temáis, porque Yo estoy siempre contigo.
Llamadme, siempre te cuido
y extiendo mis alas para que seas feliz.

 

Camina, camina, camina,

¡Ve!

Yo caminaba y muchos me juzgaban
y muchos criticaban mis obras, 

-las obras del Padre-.
Ahora 
¡ve!, ¡camina!.
Tambi
én a ti te juzgarán, también te criticarán;
pero llevas la Obra, la Obra del Padre.
¡Ve! 

Abre los corazones, los corazones al amor.
Camina, que yo camino contigo.
No temas, mi coraz
ón está unido al tuyo.

 

 

 

Cuando meditas, elevas la frecuencia del amor

y te unes a la esencia de la vida:  «El Padre».

Y alabas con nosotros, en la presencia.

Camina, camina, camina hacia la luz.
Caminaremos en los jardines del Padre.
No necesitas m
ás que amar,
solo amor, el amor, el amor del Padre es la luz.

Ven de nuevo a nuestro jardín, 

el jardín del amor donde te esperamos.
Tu casa, la casa del Padre, la har
ás en la tierra; 

antes de llegar con el amor, su ley, 

! la ley del amor !

 

«Tu los uniréis, tu adorarás, tu hablarás de mi Padre».

 

 Mi niña, ¡sonríe! 

Deja brillar la sed de amor que hay en ti,
estar
é y estoy siempre contigo.
Te estrechar
é en mi corazón, del que has hecho tu refugio.
Te cuidar
é, como se cuida la niña de los ojos.
Bendecir
ás, sanarás, cantarás y alabarás a nuestro Padre.
¡Ve!

No temas, que muchos necesitan de Mí.

¡Te amo!.
Mi paz habite en tu coraz
ón, 

y mi Santo Espíritu, te acompañe siempre.

 

 Jesús de Nazaret.

el mensaje a la luz de la palabra

«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte». (Mateo 5, 14).

 

«Hagan pues que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras y por ello traigan gloria al padre de ustedes que está en Cielo»(Mateo 5, 16).

 

«No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera ¡Oh! Se avergonzarán y confundirán todos los abrasados en ira contra ti. Serán como nada y perecerán los que buscan querella. Los buscarás y no los hallarás, a los que disputaban contigo. Serán como nada y nulidad los que te hacen la guerra. Porque yo, Yahveh tu Dios, te tengo asido por la diestra. Soy yo quien te digo: No temas, yo te ayudo». (Isaías 41, 10-13).

 

«Tú que dices: ¡Mi refugio es Yahveh!, y tomas a Elyón por defensa, no ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda; que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos». (Salmo 91, 9-11).