permaneced en mí
Abril 29/2009
En el caminar de la luz,
siempre te acompaña vuestro gran Maestro de maestros,
el que reina en el cielo
y en la tierra.
Él es la luz venida del cielo,
Él es la paz,
que se deposita en vuestros corazones.
Permaneced alegres, porque Él es la alegría;
permaneced en paz, porque Él es la paz;
permaneced en su Espíritu,
el espíritu del Padre.
¡Permaneced en Mí!,
¡Queridos míos!
Os amo,
como siempre os he amado.
Caminad unidos a mí
y yo estaré con ustedes.
Se os dijo:
Otros se unirán a vosotros a alabar mí nombre;
bendecirán a mi Padre,
cantaremos alabanzas
y prepararemos el camino,
allanaremos la senda
¡y mi nombre será nuevamente glorificado!
Yo escucho vuestras oraciones.
No temáis a mis milagros, oren, oren en todo momento;
manténganme en su espíritu.
Vuestro trabajo ahora empieza;
las sandalias caminarán, las puertas tocarán y se os escuchará,
bendecirán en mi nombre.
La humanidad se destruye pero vosotros, amados hijos,
estarán en mi regazo.
Hablen conmigo como la hacen con sus amigos.
Porque «Yo el Señor no me he ido».
Recuerda lee mi palabra.
¡Os amo!
Mi Madre,
¡Mi Madre siempre está conmigo!
Llevarán la paz a las naciones,
¡al mundo entero!,
porque son luz de mi luz.
¡Os Amo!
Cada día cuando salga el sol:
orad,
a medio día:
orad,
¡Manténganse en oración!
Yo soy vuestro Maestro:
¡Jesús!
El mensaje a la luz de la palabra
«Pero permanezcan en mí como yo en ustedes. Una rama no puede producir fruto por sí misma si no permanece unida a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí, Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada». (Juan 15 4- 5).
«Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que estápara venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre». (Lucas 21,36).
«Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros». (I tesalonicenses 6, 16-18).
«Vosotros en cambio no os dejéis llamar “Rabbi”, porque uno solo es vuestro Maestro y vosotros sois todos hermanos». (Mateo 23,8).
«y, levantando la voz, dijeron: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”». (Lucas 17,13).
«Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: “Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él”». (Juan 3, 1-2).