Lo que pide el cielo

Queridos hermanos, ante todo esta serie mensajes, se han escritos en obediencia, no para causar pánico, ni para asustarnos. Son advertencias amorosas, que tienen como último fin, el estar preparados espiritualmente en todo momento, para los momentos difíciles que como humanidad tendremos que presenciar y vivir: momentos de dolor, de tristeza, de incertidumbres y de angustia.

Pero a su vez momentos, que nos traen la certeza y esperanza que estos acontecimientos nos acercan cada día, al Triunfo del Inmaculado corazón de María y como cristianos tenemos la fe, la esperanza y la certeza que Dios es un Dios fiel, que no abandona a su pueblo elegido, que camina con nosotros en todo momento, que está y estará presente todos los días de nuestra vida, porque nos ama.

Lo que del cielo se nos está pidiendo:

• Clamar la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida diariamente.

• Examinar vuestra conciencia. Examen de conciencia diario.

• Dios desea la fidelidad y obediencia de la ley divina: los diez mandamientos. (Ex.20 1-17)

• Renunciar a satanás padre y autor de todo pecado y a todas sus obras ya que el pecado trae la perdición de nuestras almas

• Acercarse al sacramento de la reconciliación (confesión de vida) con un corazón contrito humilde y arrepentido. Porque llegara un momento que querrán confesarse y no habrá sacerdotes alrededor vuestro para hacerlo. Pecado (1Jn 1,9)

• La conversión. El cambio de una vida pagana a una verdadera vida cristiana. (Ez. 18,32)

• Vuelvan a Mi (Zac.1,3)

• Necesitáis estar puros. Pureza de cuerpo, mente, alma de espíritu.

• Lectura espiritual. Leer la sagrada biblia. (lc.11,28)

• Orar en todo momento: (lc. 21,36)

Orar por nuestras familias
Orar por los jóvenes del mundo entero
Orar por los gobernantes
Orar por la conversión de las Naciones del mundo entero
Orar la paz del mundo entero
Orar por los que nos persiguen y nos odian
Orar por la Iglesia
Orar por los que no conocen de Dios

• Ayuno, sacrificio y penitencia (Hch. 13,13)

• Recibir a Jesús Eucaristía en estado de gracia.

• Asistir a La Santa Misa (Ex,20,11)

• Adoración a Jesús Sacramentado- Adoración eucarística.

• Adoración al Padre Celestial

• Refugiarse en el San José

 Se nos pide hacer silencio, para escuchar la voz de Dios que habla a nuestros corazones (Mt.6,6)

• Rezar el Rosario diariamente, que es el arma que se nos ha dejado, para batallar contra el ejército de satanás.

• Consagrarse al corazón Inmaculado de María. Llevar el escapulario.

• Clamar la misericordia del Padre Eterno y hablar de Jesús Misericordia infinita.

• A los Sacerdotes ser fieles a su Ministerio Sacerdotal.

• A las religiosas y laicos consagrados: Ser fieles a Dios

• Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y amaras al prójimo como a ti mismo.

• Que cese el crimen del aborto. (Ex.20,13)

• Comprar cobijas para los días fríos, agua, alimentos no perecederos.

• Clamar el auxilio de los Arcángeles, Ángeles y la intercesión de los Santos. (Las suplicas ardientes a los Santos ángeles).

• «Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios»
Hebreos, 13 4

• Tener libros Sagrados, (Para la transmisión oral).

• Clamar La Misericordia DIVINA en todo momento.

• No asistir a misas Falsas y uniones de otras Religiones.

• Los consagrados a María, son los Heraldos de María. Y hacen parte del ejercito de María.

Las palabras que más se repetían es los mensajes son:

Sean la luz a eso somos llamados.

“Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; más ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas. Cierto que ya sólo el mencionar las cosas que hacen ocultamente da vergüenza; pero, al ser denunciadas, se manifiestan a la luz.

Pues todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso se dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo. Así pues, mirad atentamente cómo vivís; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor.

 No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.(Efesios 5, 8 -20).

 

– Solo el Amor
» «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»» (Juan 13, 34 -35).

–No temáis
La exhortación «¡No tengáis miedo!» debe ser leída de una dimensión muy amplia en cierto sentido era una exhortación dirigida a todos los hombres, una exhortación a vencer el miedo a la actual situación mundial sea en Oriente, sea en Occidente, tanto en el Norte como en el Sur.
! No tengáis miedo de lo que vosotros mismos habéis creado, no tengas miedo tampoco de todo lo que el hombre ha producido, y que está convirtiéndose cada día más en un peligro para él, en fin, ¡no tengáis miedo de vosotros mismos!

¿Por qué no debemos tener miedo? Porque el hombre ha sido redimido por Dios. «! ¡No tengáis miedo!» «! ¡Dios a amado al mundo! lo amado tanto qué ha entregado a su Hijo unigénito!» (cfr. Juan 3,16) este Hijo permanece en la historia de la humanidad como Redentor. La Redención impregna toda la historia del hombre, también la anterior a Cristo, y prepara su futuro escatológico. Es la luz que «esplende en las tinieblas y qué las tinieblas no han recibido» (cfr. Juan 1,5) El poder de la Cruz de Cristo y de su Resurrección es más grande que todo el mal del que el hombre podría y debería tener miedo.

«! ¡No tengáis miedo!» decía Cristo a los apóstoles (Lucas 24,36) y a las mujeres (Mateo 28,10) después de la resurrección en los textos evangélicos nos costa que la Señora haya sido destinataria de esta recomendación fuerte es su fe ella no tuvo miedo.

«¡No tengáis miedo!», tiene necesidad de esas palabras los pueblos y las naciones del mundo entero. Es necesario que en su conciencia resurja con fortaleza la certeza de que existe Alguien qué tiene en sus manos el destino de este mundo que pasa; Alguien qué tiene las llaves de la muerte y de los infiernos (cfr. Apocalipsis 1,18) Alguien que es el Alfa y el Omega de la historia del hombre Apocalipsis 22,13 sea la individual como la colectiva.

Y ese a Alguien es amor (cfr.1ª Juan 4, 8-16): amor hecho hombre. Amor crucificado y resucitado, Amor continuamente presente entre los hombres. Es amor eucarístico. Es fuente incesante de comunión. Él es el único que puede dar plena garantía de las palabras «¡No tengáis miedo!» Cruzando el Umbral de la Esperanza por Su Santidad Juan Pablo II.

«Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas.

Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre. Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.»  Mateo 24,31–39 

Oración

San Miguel Arcángel, yo me consagro a ti. Me pongo a mí mismo, a mi familia y a todo lo que me pertenece, bajo tu poderosa protección. Acrecienta el fervor en mi corazón y recuerda que, desde este día, yo estoy bajo tu amparo.

Obtén para mi gracia de amar con todo mi corazón a Dios, Mi Padre, a Jesús, mi Salvador; al Espíritu Santo, mi Santificador, y a María, mi dulce Madre. Amén.

Oh gran príncipe del Cielo, guardián sumamente fiel de la Iglesia, San Miguel Arcángel, yo, aunque indigno de presentarme a ti, pero confiado en tu especial bondad, emocionado (a) por la excelencia de tus plegarias y de la multitud de tus buenas obras, me presento a ti, acompañado (a) por mi Ángel de la Guarda; y en presencia de todos los Ángeles del Cielo a quienes tomo como testigos de mi devoción por ti, te elijo hoy como mi protector y abogado particular, y me propongo firmemente honrarte siempre y ensalzarte con todas mis fuerzas.

Asísteme durante mi vida, para que nunca ofenda los ojos purísimos de Dios, ni con obras, o palabras o pensamientos. Defiéndeme contra todas las tentaciones del demonio, especialmente aquellas contra la fe y la pureza; y en la hora de mi muerte, dona la paz a mi alma y hazme entrar a la Patria Eterna. Amén. Aleteia 7 misiones de san Miguel Arcángel