Vendrá la guerra en francia y una destrucción en europa
Noviembre 9/2014
El tiempo se acerca en que se dividirá mi Iglesia, el tiempo de la abominación está cerca. Haced livianas vuestras cargas. Examinad vuestra conciencia, mantened la casa limpia, el alma, la morada eterna, los castillos del alma, la casa en orden. Es decir tu alma, tu mente y tu cuerpo. Sanidad del cuerpo para que estéis listos cuando tengáis que caminar a socorrer al hermano, para que no os canséis con la facilidad.
Mirad hijitos, os necesito sanos, limpios, puros. Se desaparecerán muchas ciudades, a causa del pecado sino os convertís. Vendrá la guerra en Francia y una destrucción en Europa que pondrá a pelear a país contra país. Vendrá la guerra que se aproxima. Oren, oren, oren, ayunen para lo que se viene para la humanidad. Vosotros pensáis que eso no es cierto, pero mis palabras son eternas y siempre se cumplen.
Países abominables por el pecado y corrupción por las bajas pasiones. No, dicen no, a los preceptos, porque ellos incluían todo aquello de las bajas pasiones. No os dejéis contaminar, como Israel cuando salió al exilio y estuvo en Babilonia, adoradores de dioses falsos e idolatras de toda abominación a los ojos del Padre.
Vuestro tiempo está en la misma situación y aún peor, por la destrucción de la moral y la corrupción de los gobiernos porque solo quieren el poder que oprime a mi pueblo.
Oh generación, falta de la luz del Padre, ¿hasta cuándo? Mi corazón está sufriendo y adolorido, mi sangre se derrama, porque en el altar me encuentro derramando aun la sangre de la pasión. Aun Yo sufro una pasión más intensa, junto con mi Madre que sufre por vuestro extravío y por el pecado.
Somos corazones dolientes, corazones sufrientes por vuestra falta de amor. Os convertís en lobos para vosotros mismos, queriendo devorar al hermano, con envidias, queriendo quitar su salario, queriéndolo disminuir y hacerlo menos, degradándolo para que se someta a un gobierno sin Dios.
¡Oh! pobres de mis hijos, que lloran en soledad, el hambre y el frio de sus pequeños. ¡Oh! pobres de mis hijos, que veo como se matan para sostener sus familias, a mis pequeños. Para ellos es el reino de los cielos, para los que me aman y cumplen mis mandatos.
¡Y ahí! de esos falsos gobernantes que esclavizan a mis pequeños, ¡ahí! de aquellos porque se han dejado cegar por el poder, la riqueza y la pasión. Pobres de ellos si no se arrepienten.
Dichosos los pobres de corazón porque para ellos es el reino de los cielos. Benditos los amados de mi Padre que se entregan por el hermano. Benditos los que me han visto con hambre y me han vestido, me han visto con sed y me han dado de beber, me han visto enfermo y visitado, me han visto triste y me han dado consuelo. Benditos todos ellos verán a Dios y compartirán conmigo la vida eterna.
Sigue hija mía, escribiendo y habladle al mundo lo que será de ellos, sino vuelven sus ojos al Padre creador del universo entero.
Habladle al mundo lo que será sino perdonan ni aman.
Habladle al mundo que Yo soy el amor eterno, que no veo el pecado sino el corazón arrepentido.
Habladle al mundo que mi Madre aun sostiene mi brazo, para que no caiga la justicia divina
Habladles que mi corazón adolorido les espera para que se salven ellos y sus familias
Habladles que solo en mi encontraran consuelo a su aflicción y amor en su desamor,
Habladles que solo Yo puedo saciar el vacío que hay en sus almas y en sus corazones heridos
Habladles que Yo soy la luz del mundo, que ha venido a traer luz en medio de tanta oscuridad, para que sus ojos vean la verdad, mi verdad, la verdad del Padre.
Yo soy el camino, la verdad y la vida, el que me sigue no andara en tinieblas y vivirá eternamente en la casa de mi Padre. La morada eterna que hemos preparado para que compartamos los manjares celestes del alma.
Yo soy el que soy, Cristo hoy, Cristo ayer, Cristo siempre. Os amo y dejo depositada la paz en vuestro corazón para que la llevéis al mundo. Os llamo mi pequeña y en lo más íntimo de mi corazón os llevo y mi mano siempre te toma para que sigamos caminando y escribiendo.
Os amo, os amo, os amos. Recibe mi bendición y mi unción. “Y compartiré mi Pan, el Pan de vida eterna para la salvación de vuestras almas” Os amo mi pequeña, mi amada. Tu amado Jesús.