LA HUIDA DEL PAPA Y EL MARTIRIO DE LOS OBISPOS Y SACERDOTES

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Es Noviembre 9, día que la Iglesia católica celebra la Basilica Mayor de San Juan de Letran, catedral del Obispo de Roma.  He recibido una llamada de mi hermano en Cristo Jesús, -teólogo de profesión  y mientras hablamos de temas espirituales, hemos sido arrebatados por el Espíritu Santo, al Vaticano.Lo veo a El.  en la basílica del vaticano, en medio de uno de los salones los cuales se encuentra completamente vacíos. Él va caminando y me dice Hermana, no veo a nadie, de repente el  tiene que esconderse. Por que se escuchan voces y gritos.

Empiezo a tener visiones, un asedio de muchos hombres armados con ametralladoras y muchas armas que llevan cargando en sus cuerpos. Estos hombres con ropas sucias, irrumpen en el vaticano y van invadiendo la santa sede, es una invasión.Puedo sentir el olor a guerra y las ansias de destrucción y de acabar e incluso matar a todo lo que se les cruce por enfrente. Es aterrador lo que estoy viendo, pues es como si lo estuviera viviendo….

 Otra vision, se me es revelada y  ocurre simultáneamente.

Ahora veo, a sacerdotes, obispos y cardenales, corriendo unos detrás de otros, siento que el Vicario de Cristo- El Papa – también está en huida en medio de ellos, aunque no lo veo… todos  corren angustiados lo más rápido que pueden porque saben que allí ya han entrado los enemigos de la Iglesi

La vision es devastadora. Veo como caen unos sacerdotes ya que se enredan con sus sotanas  y por el afán que llevan huyen en estampida y otros caen sobre ellos pisoteandólos y pasando por encima pues no hay tiempo para detenerse y ayudarlos. El camino por donde huyen es angosto al lado de una pared.La visión es dolorosa, estremecedora y devastadora. Realmente no pude continuar en la visión ya que amedida qe ocurre los acontecimeintos los estoy viviendo, por ello abrí mis ojos consternada y llorando al ver tanta desesperación.

 

Cada revelación  y profecía, puede ser cambiada o aminorada con la intensidad de nuestra oración, ofrecimiento de ayuno, reparación por los sacerdotes, visitas a Jesús sacramentado, el rezo del santo rosario suplicando piedad y misericordia. Para que el Padre Celestial proteja a los ministros de la Iglesia. 

Algo que ya ha ocurrido anteriormente por la intervención divina, protegiendo al soberano pontifice de la muerte.

“Ave María Purisíma”  “sin pecado concebida”

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